Las Etapas

Las etapas de Girasoles en Camino discurren entre Sarria y Santiago de Compostela. Todas ellas están pensadas para que puedan ser realizadas atendiendo a las necesidades de la mayoría de las personas afectadas de esclerodermia.

Os presentamos cada una de las etapas que se ha preparado.

 

1ª Etapa

De Sarria a Portomarín

Primera etapa y la más larga de nuestro viaje. Nos llevará desde Sarria a Portomarín, dos de las villas citadas en el Códice Calixtino (s.XII) por el monje cluniacense Americ Picaud, autor de la que se considera la primera guía del Camino Francés a Santiago.

En su mayor parte el Camino discurre por senderos rústicos, pistas secundarias y pasarelas sobre riachuelos, en una marcha que no defrauda. Nos internaremos en el rural más tradicional de Galicia, en un recorrido salpicado de pequeñas aldeas, explotaciones de ganado, prados, riachuelos, fuentes y magníficos ejemplos del románico gallego. Habrá varios tramos en ascenso, el más pronunciado justo saliendo de Sarria. Los restantes son más cortos y llevaderos. Tendremos oportunidad de pasar junto a robles y castaños centenarios, alguno de ellos realmente espectacular, con más de 500 años de edad. Y posiblemente nos crucemos con más de un rebaño de Rubia Gallega, una de las razas de vacuno autóctono de Galicia.

La segunda parte de la etapa es un continuo descenso hacia Portomarín, villa originariamente construida en las riberas del río Miño pero literalmente trasladada al Monte del Cristo en los años 60 del pasado siglo, por la construcción del embalse de Belesar. Los peregrinos acceden a Portomarín por una escalinata que tiene la fama de ser la más dura del Camino y que desemboca directamente en la Capilla de As Neves, con un simbolismo muy especial que pocos peregrinos conocen. La capilla está sobre un arco recuperado del antiguo puente medieval de Portomarín (año 1120). Bajo esta misma capilla antiguamente los peregrinos esperaban para recibir su bendición antes de continuar a Compostela. Pons-Sorolla, ejecutor del traslado del viejo Portomarín a su nuevo emplazamiento, creó el conjunto de capilla-puente con el ánimo de mantener el espíritu jacobeo de una villa de vital importancia para el Camino, como demuestra el asentamiento de las tres principales órdenes de caballería del Camino: la de Santiago, la del Temple y la de San Juan de Jerusalén.

2ª Etapa

De Portomarín a Ventas de Narón

Segunda etapa y la más corta de nuestro viaje. Nos llevará desde Portomarín a Ventas de Narón, por un territorio antiguamente con gran presencia de la Orden de San Juan de Jerusalén o de Malta, que desde el s. XII tuvo en Portomarín uno de sus principales enclaves, cumpliendo un papel esencial en la atención a los peregrinos. La propia villa de Portomarín y Leboreiro (que conoceremos en nuestra Etapa 4) contaron con hospitales asistenciales de los sanjuanistas.

En la etapa tendremos ocasión de vincularnos con la historia de las peregrinaciones e incluso con las poblaciones anteriores a la romanización. Supondrá, sin embargo, recorrer más de 9 km en casi continuo ascenso, algunos de ellos por bosques aislados y firme pedregoso y otros algo más confortables, por caminos de tierra y pistas comarcales. Continuamos en la cuenca del río Miño pero ya adentrándonos en la del Ulla, en una comarca en la que siguen predominando el bosque autóctono y la dedicación a labores agrícolas y ganaderas.Los primeros 2,5 km transcurren entre bosques y prados hasta acercarse a la carretera LU633, que sigue el trazado del Camino entre Pedrafita y Palas de Rei y que iremos bordeando en gran parte de la etapa por senderos habilitados para los peregrinos. La primera parte es más bien solitaria y casi sin servicios hasta Gonzar, a algo más de 7 km de Portomarín. Luego el panorama cambia y cruzaremos varios pueblos y aldeas con pequeñas iglesias, hórreos, cruceiros, pazos restaurados e incluso una sorpresa que surge casi de la nada: Castromaior, uno de los más importantes yacimientos arqueológicos de la Edad de Hierro del Noroeste de la Península Ibérica.

La dificultad de la etapa es medio-alta, con varias rampas importantes y un desnivel de aproximadamente 340 m. entre Portomarín y Ventas de Narón.

3ª Etapa

De Ventas de Narón a O Couto

Nuestra tercera etapa nos lleva de Ventas de Narón a O Couto, en las cercanías de Melide. Tenemos por delante una jornada relativamente cómoda ya que, a excepción de algún repecho, el Camino es en su mayor parte llano o en descenso. Hoy cambiaremos de provincia pero atravesando antes la comarca de A Ulloa, en el mismo corazón de Galicia, el país de lobos que describe Emilia Pardo Bazán en Los Pazos de Ulloa.

En nuestra ruta pasaremos muy cerca de dos lugares emblemáticos en la historia del arte y de la nobleza gallegas, la Iglesia del Monasterio de Vilar de Donas (s.XII), referente del románico y conocida por sus pinturas murales; y el Castillo de Pambre (s.XV), de las pocas fortalezas que quedaron en pie tras las guerras irmandiñas, una revuelta social del pueblo contra los señores, posiblemente la más importante de la Europa del s.XV. Se afirma que la ira de los irmandiños los llevó a destruir más de un centenar de torres y castillos. Lograron imponerse y gobernar durante dos años pero acabaron sucumbiendo ante las fuerzas de Pedro Madruga, vizconde de Tui, y del arzobispo de Santiago.

El Camino discurre en gran parte siguiendo el trazado de una carretera secundaria con muy poco tráfico, en la que se ha habilitado un corredor para los peregrinos. Cruzaremos varias aldeas y pueblos antes de llegar a Palas de Rei, capital del municipio, donde comenzaba la última de las trece etapas descritas en el Códice Calixtino para llegar a Compostela.

El paisaje no nos será desconocido, aunque al bosque autóctono se comienza a unir también de modo insistente el pino y veremos cada vez más explotaciones ganaderas dedicadas a la producción de leche. No en vano, Galicia genera casi el 40% de la leche que se produce en España y estamos además en la comarca origen del queso Arzúa-Ulloa, amparado por Denominación de Origen.

4ª Etapa

De O Couto a Ribadiso

En O Couto dejamos Lugo y nos adentramos en A Coruña. En la etapa avanzaremos hasta el conjunto medieval de Ribadiso, a las puertas de Arzúa, uno de los mejor conservados en la ruta gallega. Y no será el único. La jornada nos lleva sobre los restos de una calzada romana que cruza núcleos como Leboreiro o Furelos, en los que el tiempo parece haberse detenido. Debemos disfrutarlos porque según nos acercamos a Santiago, aunque sigamos caminando entre bosques y prados, cada vez serán menos los poblados medievales debido a que el trazado del camino tradicional ha sido ocupado en gran parte por la N-547.

Estamos en lo que los geógrafos denominan el “escalón de Santiago”, zona de transición entre la meseta lucense y la Galicia costera. Notaremos cambios en el paisaje. Hemos dejado atrás definitivamente los tejados y cierres de pizarra y ahora veremos tejas y granito. Ya no hay tanto ganado en los prados porque muchos de los rebaños están estabulados en explotaciones más grandes y modernas. Y en los bosques identificaremos cada vez más el eucalipto, introducido desde Oceanía como especie exótica alrededor de 1860 por Frei Rosendo Salvado, y que inicialmente adoptaron los ricos como árbol ornamental, hasta que se descubrió como fuente de riqueza por su utilidad para la producción de celulosa.

Hoy también dejamos atrás las tierras de A Ulloa, donde nace el río Ulla. Más adelante recuperaremos su cuenca a través de su principal afluente, el Sar, que riega las tierras de Compostela y ha generado alguno de los más bellos poemas de Rosalía de Castro. El Ulla muere en el Atlántico formando la Ría de Arousa. La tradición jacobea afirma que por él ascendió la barca del Apóstol desde el Atlántico hasta Padrón en su largo viaje desde Haifa, en Palestina, después de su martirio. Los restos llegaron a Galicia traídos por sus discípulos y guiados por una estrella, para ser enterrados en el monte Libredón, en Compostela.

5ª Etapa
De Ribadiso a Santa Irene

La quinta etapa nos va a dejar casi a las puertas de Santiago. Haremos desde Ribadiso a Santa Irene en una jornada que muchos califican de rompepiernas porque se camina en continuo ascenso y descenso de colinas. Cruzaremos Arzúa, a 40Km. de Compostela, última gran población antes de llegar y con un importante pasado jacobeo.

Desde aquí notaremos una mayor densidad de población. Hay ya pocos tramos sin explotaciones agrarias, viviendas o establecimientos de hostelería. El bosque autóctono sigue reduciéndose en favor del eucalipto pero, eso sí, continuaremos rodeados de vegetación, por caminos y senderos vecinales para escapar de la N-547, que serpentea de modo continuo a nuestro lado. La mala noticia es que tendremos que cruzarla varias veces, en casos por pasos subterráneos y en otros por su superficie. Advertimos seriamente sobre el peligro al cruzarla; se trata de una vía con mucho tráfico y aunque los cruces se advierten con señales luminosas de peligro, no hay pasos de cebra y no todos los conductores reducen la marcha.

Como contrapartida, en la etapa tendremos varias ocasiones de sentirnos verdaderamente peregrinos, uniendo nuestro espíritu al de los que nos precedieron. Las señales, recuerdos y exvotos de los caminantes se van incrementando, posiblemente porque ya sienten la cercanía de la ciudad del Apóstol y el final de su Camino, un sentimiento agridulce al que se refieren la mayor parte de ellos: alegría por estar llegando a Compostela y tristeza porque ya perciben el final de la aventura. En estos últimos kilómetros hay también una mayor densidad de peregrinos, no porque antes no estuviesen ahí sino porque ahora se concentran en las localidades que cruzamos, para muchos ya antesala de su entrada en la ciudad.

6ª Etapa

De Santa Irene a Monte de Gozo

Nuestra última jornada en el Camino nos llevará desde Santa Irene al Monte do Gozo, en una etapa complicada para nosotros por dos importantes desniveles que nos recuerdan que llegar a Compostela nunca ha sido tarea fácil. A pesar de la cercanía a la capital gallega, y de que transitaremos por las inmediaciones del Aeropuerto, la etapa discurre en su mayor parte por entornos rurales y pistas forestales, un itinerario que nos hará bastante cómoda la entrada en el municipio compostelano. Según nos acercamos los ritos se multiplican. Los modernos se generan al reiterar los peregrinos algún comportamiento que se acaba convirtiendo en uso, como tocar el kilómetro cero en la Plaza del Obradoiro, o quemar las botas en Fisterra, los que continúan hasta allí. Los medievales los conocemos por el Códice Calixtino y otros relatos posteriores de peregrinos franceses, alemanes o italianos. Así sabemos, por ejemplo, que en el Monte do Gozo existía un milladoiro (humilladero), lugares con una fuerte energía en los que se apilan pequeñas piedras siguiendo un culto ancestral vinculado con el hábito de los celtas de ahuyentar a los malos espíritus arrojando guijarros en los cruces de caminos. Después cristianizado, en la ruta se hacía como símbolo de agradecimiento por la llegada: la piedra se coloca al tiempo que uno se arrodilla y reza. El milladoiro del Monte do Gozo acompañaba en importancia al de la Cruz de Ferro (Foncebadón, León), en el punto más elevado del Camino Francés en la península, que afortunadamente sí se ha conservado. Allí, al pie de una sencilla cruz de madera y hierro de unos 5m. de altura, los peregrinos han ido tejiendo un impresionante monte de pequeñas piedras desde su colocación original, en el s.XI. ciudad.

7ª Etapa

De Monte de Gozo a Santiago

Hoy entraremos en la Catedral de Santiago. Resulta fácil imaginar cómo se sentían al llegar los peregrinos siglos atrás, después de un peligrosísimo viaje sometidos a enfermedades, hambre y frío, ataques de alimañas o asaltos en los caminos. Según sabemos por el Calixtino, la entrada en la Catedral la realizaban por la puerta por la que nosotros vamos a acceder hoy, la del Paraíso (actualmente Puerta de la Inmaculada o de la Azabachería), aunque prácticamente todos los compañeros de Camino continúan hasta la Plaza del Obradoiro, sin percatarse de su gran simbolismo. Al llegar eran muchos los ritos a cumplir. Beber en la Fuente del Paraíso era uno de ellos. Hoy desaparecida, la fuente fue construida alrededor del año 1122 por el arzobispo Xelmírez para que los peregrinos tuviesen acceso a agua fresca, un bien muy caro y difícil de obtener. También era rito medieval quemar la ropa y el calzado ante la Cruz dos Farrapos (Cruz de los Harapos), una sencilla cruz de bronce que se puede ver en las cubiertas de la Catedral, la más bella y simbólica de la basílica. Seguramente en su origen la tradición de quemar las ropas tenía mucho que ver con la higiene y el intento de evitar la propagación de enfermedades y parásitos, pero el hecho de realizarse ante la Cruz indica asimismo una intención purificadora: el peregrino se despoja de sus vestiduras y, al quemarlas, sanea simbólicamente también su alma antes de comenzar su nueva vida. Aunque hoy ya no se pueden quemar allí las ropas, el sentimiento de renovación sí se mantiene y muchos afirman que el verdadero Camino comienza al llegar, tras el largo proceso de aprendizaje y superación personal que supone la ruta jacobea.